LECTURAS DEL LUNES XXIX DEL T. ORDINARIO 21 DE OCTUBRE (VERDE)

 

Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?



Feria o Misa por la por la Familia

Verde MR p. 1060 [1105] / Lecc. II p. 916



ANTÍFONA
DE ENTRADA Ef 6, 2-3

 

Honrarás
a tu padre y a tu madre es un mandamiento muy importante, que lleva consigo
esta promesa: Te irá bien y vivirás largo tiempo en la tierra.

 

ORACIÓN
COLECTA

 

Señor
Dios, ya que en tu designio tiene su sólido fundamento la familia, atiende
misericordiosamente las súplicas de tus siervos y concédenos que, siguiendo el
ejemplo de la Sagrada Familia de tu Hijo Unigénito en el don de su amor y en
sus virtudes domésticas, disfrutemos de la eterna recompensa, en la alegría de
tu casa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

LITURGIA DE LA PALABRA

Nos dio la vida en Cristo y nos ha reservado un sitio en el cielo.

De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 2, 1-10

Hermanos: Ustedes estaban muertos por sus delitos y pecados, porque en otro tiempo vivían según los criterios de este mundo, obedeciendo al que está al frente de las fuerzas invisibles del mal, a ese espíritu que ejerce su acción ahora sobre los que resisten al Evangelio. Entre ellos estuvimos también nosotros, pues en otro tiempo vivíamos sujetos a los instintos, deseos y pensamientos de nuestro desorden y egoísmo, y estábamos naturalmente destinados al terrible castigo de Dios, como los demás.

Pero la misericordia y el amor de Dios son muy grandes; porque nosotros estábamos muertos por nuestros pecados, y él nos dio la vida con Cristo y en Cristo. Por pura generosidad suya, hemos sido salvados. Con Cristo y en Cristo nos ha resucitado, y con él nos ha reservado un sitio en el cielo. Así, en todos los tiempos, Dios muestra por medio de Cristo Jesús, la incomparable riqueza de su gracia y de su bondad para con nosotros.

En efecto, ustedes han sido salvados por la gracia, mediante la fe; y esto no se debe a ustedes mismos, sino que es un don de Dios. Tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir, porque somos hechura de Dios, creados por medio de Cristo Jesús para hacer el bien que Dios ha dispuesto que hagamos. 

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.

Salmo 99

R/. El Señor es nuestro dueño.

Alabemos a Dios todos los hombres, sirvamos al Se-ñor con alegría y con júbilo entremos en su templo. R/.

Reconozcamos que el Señor es Dios, que él fue quien nos hizo y somos suyos, que somos su pueblo y su rebaño. R/.

Entremos por sus puertas dando gracias, crucemos por sus atrios entre himnos, alabando al Señor y bendiciéndolo. R/.

Porque el Señor es bueno, bendigámoslo, porque es eterna su misericordia y su fidelidad nunca se acaba. R/.

ACLAMACIÓN  Mt 5, 3







R/. Aleluya, aleluya.



Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. R/.

¿Para quién serán todos tus bienes?

Del santo Evangelio según san Lucas: 12, 13-21

En aquel tiempo, hallándose Jesús en medio de una multitud, un hombre le dijo: “Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia”. Pero Jesús le contestó: “Amigo, ¿quién me ha puesto como juez en la distribución de herencias?” Y dirigiéndose a la multitud, dijo: “Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea”.


Después les propuso esta parábola: “Un hombre rico obtuvo una gran cosecha y se puso a pensar: `¿Qué haré, porque no tengo ya en dónde almacenar la cosecha? Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes para guardar ahí mi cosecha y todo lo que tengo. Entonces podré decirme: Ya tienes bienes acumulados para muchos años; descansa, come, bebe y date a la buena vida’.

Pero Dios le dijo: `¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?’ Lo mismo le pasa al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo que vale ante Dios”.

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN
SOBRE LAS OFRENDAS

 

Al
ofrecerte, Señor, este sacrificio de reconciliación, te suplicamos humildemente
que conserves a nuestras familias en tu gracia y en tu paz. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

 

ANTÍFONA
DE LA COMUNIÓN   Is 49, 15

 

¿Puede
acaso una madre olvidarse de su criatura? Aunque hubiera una que se olvidara,
yo nunca me olvidaré de ti, dice el Señor.

 

ORACIÓN
DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

 

Padre
clementísimo, haz que aquellos que alimentaste con el sacramento celestial,
imiten sin cesar los ejemplos de la Sagrada Familia de tu Unigénito para que,
después de las pruebas de esta vida, logren estar en su compañía por toda la
eternidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.