LECTURAS DEL DOMINGO XXV DEL T. ORDINARIO 22 DE SEPTIEMBRE (VERDE)

 

“El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe. Y el que me reciba a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me ha enviado”. 



Domingo XXV del Tiempo Ordinario [Se omite la Memoria de los santos Cristóbal, Antonio y Juan, mártires de Tlaxcala] MR, p. 439 (435) / Lecc. II, p. 166


ANTÍFONA DE ENTRADA

Yo soy la salvación de mi pueblo, dice el Señor. Los escucharé cuando me llamen en cualquier tribulación, y siempre seré su Dios.

ORACIÓN COLECTA

Señor Dios, que has hecho del amor a ti y a los hermanos la plenitud de todo lo mandado en tu santa ley, concédenos que, cumpliendo tus mandamientos, merezcamos llegar a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo…

LITURGIA DE LA PALABRA

Condenemos al justo a una muerte ignominiosa.

Del libro de la Sabiduría: 2, 12. 17-20

Los malvados dijeron entre sí: “Tendamos una trampa al justo, porque nos molesta y se opone a lo que hacemos; nos echa en cara nuestras violaciones a la ley, nos reprende las faltas contra los principios en que fuimos educados.

Veamos si es cierto lo que dice, vamos a ver qué le pasa en su muerte. Si el justo es hijo de Dios, Él lo ayudará y lo librará de las manos de sus enemigos. Sometámoslo a la humillación y a la tortura, para conocer su temple y su valor. Condenémoslo a una muerte ignominiosa, porque dice que hay quien mire por él”.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.

Del salmo 53 

R/. El Señor es quien me ayuda.

Sálvame, Dios mío, por tu nombre; con tu poder defiéndeme. Escucha, Señor, mi oración y a mis palabras atiende. R/.

Gente arrogante y violenta contra mí se ha levantado. Andan queriendo matarme. ¡Dios los tiene sin cuidado! R/.

Pero el Señor Dios es mi ayuda, Él, quien me mantiene vivo. Por eso te ofreceré con agrado un sacrificio, y te agradeceré, Señor, tu inmensa bondad conmigo. R/.

Los pacíficos siembran la paz y cosechan frutos de justicia.

De la carta del apóstol Santiago: 3,16-4, 3

Hermanos míos: Donde hay evidencias y rivalidades, ahí hay desorden y toda clase de obras malas. Pero los que tienen la sabiduría que viene de Dios son puros, ante todo. Además, son amantes de la paz, comprensivos, dóciles, están llenos de misericordia y buenos frutos, son imparciales y sinceros. Los pacíficos siembran la paz y cosechan frutos de justicia.

¿De dónde vienen las luchas y los conflictos entre ustedes? ¿No es, acaso, de las malas pasiones, que siempre están en guerra dentro de ustedes? Ustedes codician lo que no pueden tener y acaban asesinando. Ambicionan algo que no pueden alcanzar, y entonces combaten y hacen la guerra. Y si no lo alcanzan, es porque no se lo piden a Dios. O si se lo piden y no lo reciben, es porque piden mal, para derrocharlo en placeres.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN Cfr. 2 Ts 2, 14 







R/. Aleluya, aleluya.



Dios nos ha llamado, por medio del Evangelio, a participar de la gloria de nuestro Señor Jesucristo. R/.

El Hijo del hombre va a ser entregado. —Si alguno quiere ser el primero, que sea el servidor de todos.

Del santo Evangelio según san Marcos: 9, 30-37

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaban Galilea, pero Él no quería que nadie lo supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le darán muerte, y tres días después de muerto, resucitará”. Pero ellos no entendían aquellas palabras y tenían miedo de pedir explicaciones. Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntó: “¿De qué discutían por el camino?” Pero ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido sobre quién de ellos era el más importante. Entonces Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: “Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos”.

Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: “El que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe. Y el que me reciba a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me ha enviado”. 

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.

Credo.

PLEGARIA UNIVERSAL

Presentemos nuestras peticiones a Dios nuestro Padre.

Después de cada petición diremos: Padre, escúchanos.

Por todos los que ejercen alguna responsabilidad en la Iglesia y en nuestra parroquia. Oremos.

Por las autoridades civiles y sus colaboradores que tienen como misión hacer que funcione la vida colectiva. Oremos.

Por la paz en el mundo, especialmente en nuestra patria y donde la guerra y la violencia están presentes de manera cotidiana. Oremos. 

Por los que están en la cárcel, sea cual sea la causa. Oremos.

Por nosotros, por nuestros familiares y amigos, por nuestros compañeros de trabajo, por nuestros vecinos. Oremos.

Escucha, Padre, las oraciones de tu pueblo, tú que eres la fuente de toda bondad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS

Acepta benignamente, Señor, los dones de tu pueblo, para que recibamos, por este sacramento celestial, aquello mismo que el fervor de nuestra fe nos mueve a proclamar. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio para los domingos del Tiempo ordinario.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 10, 14


Yo soy el buen pastor, dice el Señor; yo conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí.

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

A quienes alimentas, Señor, con tus sacramentos, confórtanos con tu incesante ayuda, para que en estos misterios recibamos el fruto de la redención y la conversión de nuestra vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.