LECTURAS DEL JUEVES VII DE PASCUA 16 DE MAYO (BLANCO)



Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria.




Feria de la VII Semana de Pascua o Memoria de san Juan Nepomuceno, mártir* (En la República Mexicana) MR, p. 398 (397) / Lecc. I, p. 956 


ANTÍFONA DE ENTRADA Heb 4, 16 

Acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, al fin de alcanzar su misericordia y su auxilio. Aleluya. 

ORACIÓN COLECTA 

Que tu Espíritu, Señor, nos infunda vigorosamente aquellos dones espirituales que nos permitan comprender lo que te agrada y que, por gracia tuya, nos hagan más dóciles a tu voluntad. 

Por nuestro Señor Jesucristo …

LITURGIA DE LA PALABRA

Tendrás que dar testimonio de mí en Roma.

Del libro de los Hechos de los Apóstoles: 22, 30; 23, 6-11

En aquellos días, el comandante, queriendo saber con exactitud de qué acusaban a Pablo los judíos, mandó que le quitaran las cadenas, convocó a los sumos sacerdotes y a todo el sanedrín, y llevando consigo a Pablo, lo hizo comparecer ante ellos.

Como Pablo sabía que una parte del sanedrín era de saduceos y otra de fariseos, exclamó: “Hermanos: Yo soy fariseo, hijo de fariseos, y me quieren juzgar porque espero la resurrección de los muertos”.

Apenas dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, que ocasionó la división de la asamblea. (Porque los saduceos niegan la otra vida, sea de ángeles o de espíritus resucitados; mientras que los fariseos admiten ambas cosas).

Estalló luego una terrible gritería y algunos escribas del partido de los fariseos, se pusieron de pie y declararon enérgicamente: “Nosotros no encontramos ningún delito en este hombre. ¿Quién puede decirnos que no le ha hablado un espíritu o un ángel?”

El alboroto llegó a tal grado, que el comandante, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó traer a la guarnición para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel. En la noche siguiente se le apareció el Señor a Pablo y le dijo: “Ten ánimo, Pablo; porque así como en Jerusalén has dado testimonio de mí, así también tendrás que darlo en Roma”.

Palabra de Dios. 

Te alabamos, Señor.

Del salmo 15

R/. Enséñanos, Señor, el camino de la vida. Aleluya.

Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú eres mi Señor. El Señor es la parte que me ha tocado en herencia; mi vida está en sus manos. R/.

Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor y con él a mi lado, jamás tropezaré. R/.

Por eso se me alegran el corazón y el alma, y mi cuerpo vivirá tranquilo, porque tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la corrupción. R/.

Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti. R/.

ACLAMACIÓN  Jn 17, 21


R/. Aleluya, aleluya.

Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que el mundo crea que tú me has enviado, dice el Señor. R/.

Que su unidad sea perfecta.

Del santo Evangelio según san Juan: 17, 20-26

En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado.

Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí.

Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo.

Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y éstos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas esté en ellos y yo también en ellos”.

Palabra del Señor. 

Gloria a ti, Señor Jesús.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS 

Santifica, Señor, por tu piedad, estos dones y al recibir en oblación este sacrificio espiritual, conviértenos para ti en una perenne ofrenda. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

Prefacio I-V de Pascua, MR, pp. 504-508 (500-504). 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 16, 7 

Yo les aseguro, dice el Señor: Les conviene que yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes. Aleluya. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN 

Que los misterios que hemos recibido, Señor, iluminen nuestra fe con sus enseñanzas y por su participación nos renueven, para que merezcamos alcanzar los dones de tu Espíritu. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

O bien: 

*Memoria de san Juan Nepomuceno, mártir (En la República Mexicana) MR, p. 746 (734) 

Nació en Bohemia (República Checa) en 1350. Su padre era juez. Ya a los 20 años era “notario del tribunal eclesiástico”. Fue ocupando diferentes cargos hasta llegar a vicario general del arzobispado de Praga. Se dedicaba a ayudar especialmente a los pobres y humildes. Como el rey cometía innumerables abusos de autoridad, el arzobispo lo excomulgó. El rey, enfurecido, se ensañó contra los cristianos: una de las primeras víctimas fue Juan Nepomuceno, torturado por órdenes reales (16 de mayo de 1393). 

Del Común de mártires: para un mártir en tiempo pascual, MR, p. 935 (927). 

ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 12, 6 

Una luz eterna, Señor, brillará para tus santos y vivirán para siempre. Aleluya. 

ORACIÓN COLECTA 

Señor, tú que otorgaste a san Juan Nepomuceno valor para morir y no ceder ante los perseguidores, concédenos su fortaleza para callar por tu amor cuanto pueda lesionar al prójimo. Por nuestro Señor Jesucristo … 

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS 

Recibe, Señor, el sacrificio de reconciliación y alabanza que ofrecemos a tu majestad en la conmemoración del santo mártir Juan Nepomuceno, para que nos lleve a obtener el perdón y nos haga permanecer en continua acción de gracias. Por Jesucristo, nuestro Señor. 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Jn 12, 24 

Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero, si muere, da fruto abundante. Aleluya. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN 

Al celebrar con alegría esta festividad y habiendo recibido tus dones celestiales, te pedimos, Señor, que concedas a quienes en este divino banquete proclamamos la muerte de tu Hijo, que podamos participar, con los santos mártires, de su resurrección y de su gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor.