Le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 44, 10
María, nuestra reina, está de pie a la derecha de Cristo, enjoyada con oro de Ofir.
ORACIÓN COLECTA
Padre celestial, que nos has dado a santa María de Guadalupe como madre y causa de nuestra alegría, concédenos amarla y venerarla como verdaderos hijos suyos, y así poder recibir los bienes de la fe que nos invitas a esperar. Por nuestro Señor Jesucristo…
LITURGIA DE LA PALABRA
Acerquémonos con plena confianza al trono de la gracia.
De la carta a los hebreos: 4, 12-16
Hermanos: La palabra de Dios es viva, eficaz y más penetrante que una espada de dos filos. Llega hasta lo más íntimo del alma, hasta la médula de los huesos y descubre los pensamientos e intenciones del corazón. Toda creatura es transparente para ella. Todo queda al desnudo y al descubierto ante los ojos de aquel a quien debemos rendir cuentas. Puesto que Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro sumo sacerdote, que ha entrado en el cielo, mantengamos firme la profesión de nuestra fe. En efecto, no tenemos un sumo sacerdote que no sea capaz de compadecerse de nuestros sufrimientos, puesto que Él mismo ha pasado por las mismas pruebas que nosotros, excepto el pecado. Acerquémonos, por lo tanto, con plena confianza, al trono de la gracia, para recibir misericordia, hallar la gracia y obtener ayuda en el momento oportuno.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Del salmo 18
R/. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. R/.
En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón; son luz los preceptos del Señor para alumbrar el camino. R/.
La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R/.
Que te sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón. Haz, Señor, que siempre te busque, pues eres mi refugio y salvación. R/.
ACLAMACIÓN cfr. Lc 4, 18
El Señor me ha enviado para llevar a los pobres la buena nueva y anunciar la liberación a los cautivos. R/.
No he venido para llamar a los justos, sino a los pecadores.
Del santo Evangelio según san Marcos: 2, 13-17
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a caminar por la orilla del lago; toda la muchedumbre lo seguía y Él les hablaba. Al pasar, vio a Leví (Mateo), el hijo de Alfeo, sentado en el banco de los impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaron a la mesa junto con Jesús y sus discípulos, porque eran muchos los que lo seguían. Entonces unos escribas de la secta de los fariseos, viéndolo comer con los pecadores y publicanos, preguntaron a sus discípulos: “¿Por qué su maestro come y bebe en compañía de publicanos y pecadores?”
Habiendo oído esto, Jesús les dijo: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido para llamar a los justos, sino a los pecadores”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, que el Espíritu Santo, que cubrió con su sombra a la Virgen María, nos ayude a presentarte estos dones y así se conviertan para nuestro bien en comida y bebida de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Lc 1, 35
Dichosa eres, Virgen María, porque el Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios y Padre nuestro, que nos has alimentado con esta Eucaristía, haz que te sirvamos con una conducta irreprochable, y unidos a la Virgen María, proclamemos tu grandeza. Por Jesucristo, nuestro Señor.